La noche del 1 de febrero de este 2015, hubo una
ventana de observación entre el comienzo de la noche y las 22,00h. 80% de
humedad y un frío polar que no le deseo a nadie. Además alguna racha de viento
flojo que te segaba el cuello. Después de tantos años de experiencia... uno se
abriga adecuadamente, sobre todo la cabeza que es por donde tenemos mayor
pérdida de calor y acomete el programa de trabajo gustosamente.
Para los aficionados veteranos ni la Losmandy ni
el C11 necesitan presentación, pero conviene comentar que estamos hablando de
dos joyas instrumentales que han conseguido fidelizar a los más exigentes
observadores de las estrellas.
El C11 está recién llegado a la Agrupación
astronómica de Miguelturra y apenas estrenado. Su cometido, planetaria, cometas,
asteroides, cúmulos y actividades públicas principalmente.
La Losmandy me la ha prestado para probarla mi
compañero y amigo David Jiménez, si me gusta me quedo con ella.
A las 20,57h comienzo la observación tras una
puesta en estación que me salió a la primera. En primer lugar pongo un ocular
de 40mm (Celestron series que venía en dotación con el tubo) y le pido a la
montura que se vaya a M 42. Allí quería comprobar el seeing y la colimación del
tubo con el trapecio de Orión. A las cuatro estrellitas famosas que componen
dicho trapecio, debemos sumar al menos dos (componentes E y F) visibles con
telescopios medianos en noche muy estables, de hecho ya las he visto varias
veces con mi Takahashi de 102mm en una noche con Luna casi llena cuya crónica corresponde
a una entrada anterior en este blog.
Tras corregir el enfoque aprecio perfectamente
las seis estrellas y la imagen me dice que estamos ante una noche con un seeing
de cuatro sobre cinco aproximadamente. Observo Sirio a simple vista y apenas quiere titilar, una vez más se confirma la estabilidad de la noche. Me empieza a gustar el telescopio y no digamos la
montura que ha clavado el objeto en el centro del campo a 130 aumentos.
Cambio de ocular y pongo de nuevo el Hiperion de 21mm que da 133 aumentos, el alineamiento lo he hecho antes con este ocular. Observo la amplitud del trapecio y algo menos de campo, pero las componentes E y F se ven ahora mucho mejor, más separadas.
Segidamente le pido a la montura que se dirija hacia la Luna que hoy está en fase de casi doce días.
No tengo más remedio que colocar el filtro lunar polarizado para no sufrir una ceguera momentanea. Mantengo el ocular de 133 aumentos y llama la atención el cráter Aristarcus de 40 km de diámetro y 3000 metros de profundidad, y lo hace por su espectacular color blanco que lo convierte en el cráter más brillante de la Luna. Dícese en diferentes publicaciones que el material subyacente ha sido proyectado hacia Herodotus.Se me ocurre mirar por el buscador (9x50) y allí está como un potente faro sobresaliendo del resplandeciente giboso lunar. Hasta qué punto es brillante Aristarcus, que es visible incluso a la luz cenicienta. Hacia el oeste, su vecino inmediato Herodotus con su naciente Vallis Schröteri, curvado de forma que en conjunto nos recuerda a una serpiente cobra y hacia el norte los montes agrícolas de escasa altura. Pero como se trata de evaluar la calidad del telescopio, no sigo observando -aunque ese era mi deseo- sino de ir haciendo gotos de objeto en objeto.
FUENTE: Lunar astrophotography
www.footootjes.nl
www.footootjes.nl
Seguidamente le pido el cúmulo NGC 457 (El estraterrestre)
M 81
Júpiter
Pléyades
La doble eta rionis. Con esta doble descubro de forma intuitiva el modo de buscar objetos que no están en los catálogos del Sistema Gémini 11. Entrando en menú, buscar "coordinatis" y decirle las coordenadas del objeto, confirmar y goto. La montura se dirige hacia la estrella, en este único caso no quedó centrada.
A las 22h una neblina comienza a dominar el cielo que termina en jirones cada vez más compactas que pusieron fin a la sesión.
En definitiva, muy conforme con este nuevo equipo.
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